El
pasado 5 de febrero, después de dos semanas de exámenes médicos, me fue
diagnosticado un síndrome mielodisplásico, una afección que se produce
cuando la médula ósea no genera suficientes células sanguíneas sanas, lo
cual causa problemas serios de infección y sangramiento, necesidad de
transfusión y, en los casos más complejos, puede transformarse en
leucemia.
Actualmente me encuentro haciendo el protocolo médico para un trasplante de médula y ya culminé la mitad de mi quimioterapia, que he estado recibiendo en Caracas. Como cualquier venezolano, he enfrentado serias dificultades para conseguir medicinas, pero he contado con la ayuda de amistades que viven fuera del país y de donantes, con quienes estaré eternamente agradecido. Junto a mi esposa, Yuri Bastidas, pretendo crear una fundación, cuyo objetivo sea divulgar información y contribuir, a través de conciertos anuales, con unidades oncológicas del sector público.
A
pesar de que el tratamiento me mantuvo separado de los escenarios, no
he dejado de componer. El diagnóstico coincidió con el clima de
conflictividad que envolvió nuestro país entre febrero y mayo, situación
que me impulsó a difundir tres abrebocas de lo que será mi próximo
álbum –“Manifiesto”, “Quiero vivir” y “Un gran adiós”-, en los que
extiendo mi apoyo al movimiento estudiantil y muestro algunas
reflexiones sobre la preocupante situación política y social que vive
Venezuela actualmente.
Esta
semana viajé a Estados Unidos, donde ofreceré conciertos en Tampa (29
de agosto) y Miami Beach (30 de agosto); y luego iré a Nueva York a
presentar mi show unipersonal Solo y de cerca.
El 24 y 25 de octubre
tocaré en el Teatro de Chacao, donde celebraré los 30 años de aquel
álbum que lleva mi nombre y al que muchos se refieren como el “disco
negro” por su carátula. Fue una obra importantísima para mí porque,
gracias a canciones como “Manantial de corazón”, “Aquel lugar secreto” y
“Chatarra de amor”, me acercó a un público con el que he estado en
contacto durante tres décadas.
Mi
vida ha dado un giro en este 2014, pero sigo con ganas de escribir
canciones y cantarlas. Tengo mucha fe en que pronto estaré completamente
recuperado. Seguiré trabajando en mi música, dándole voz a aquellos que
desafortunadamente no la tienen y luchando por mi país, Venezuela.
Quisiera
aprovechar para agradecer a mis hijas y a mis amigos, que me han estado
conmigo en todo momento. También, para dar las gracias al equipo que me
ha atendido en el Centro Médico Docente La Trinidad y en su banco de
sangre, a las unidades de oncología del Domingo Luciani y de la
Universidad Central de Venezuela y a Bolivia Bocaranda (SenosAyuda), que
tanto apoyo me han dado.
Por un tiempo, no daré declaraciones sobre mi estado de salud. Espero que puedan comprender los motivos.
Agradecido por sus oraciones y buenos deseos,
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